jueves, 24 de marzo de 2011

Quedo progreso

CRÍTICA: POP-ROCK NACHO VEGAS

Tiene tantas canciones que puede escatimar buena parte de sus grandes éxitos y su repertorio no se hunde. Ha concentrado de tal manera su poder en las canciones que ni siquiera tiene que ser ocurrente, simpático o agradable. Su aire de estirado sufridor posiblemente impertinente en las distancias cortas no hace mella en su público, hasta el punto de que todo ello parece haberse convertido en un activo más. Su imperfecta forma de cantar ha devenido estilo propio y sus conciertos se saldan con el éxito de una platea que aplaude hasta los silencios. Es Nacho Vegas.

Tras el primero de sus dos conciertos en Barcelona ya queda claro que solo tiene dos enemigos: él mismo y la excesiva complacencia de su público. Pero esos son temas que en el Auditori no se precisó considerar.

Con un repertorio con apabullante mayoría de temas de su último disco, La zona sucia, Nacho Vegas caligrafió sus crípticas canciones, haciendo de su queda emisión vocal y de su hieratismo, rayano en lo ausente, argumentos que dieron aún más peso a su cancionero.

La precisión de la banda, lo escueto de los arreglos, la omisión del guitarreo más convencional y la riqueza de matices entre temas acústicos y eléctricos remataron el concierto.

Fue un buen concierto más de un Nacho Vegas que quizá no deslumbró como en su última visita al Palau de la Música, cuestión de gustos o de selección de repertorio, pero que sigue, sin ruido, haciéndose un amplio y soleado lugar bajo la mirada de unos seguidores cada día más entregados.

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