miércoles, 30 de marzo de 2011

Nadie se cansa de Nacho Vegas


A las nueve de la noche del pasado jueves, con un gran público expectante, apareció el cantante asturiano en el escenario de la Joy Eslava ataviado con un traje oscuro. Una sala repleta le esperaba para escuchar sus nuevos temas desprendidos de La zona sucia y algún éxito de sus anteriores discos.

Lo que no sabía Nacho es que se iba a encontrar con un público tan deseoso de su música y que se deleitaba con cada una de sus estrofas. La primera canción que comenzó a sonar, como en su nuevo disco, fue “Cuando te canses de mí”, seguida de “Cosas que no hay que contar”. Buen sonido y el público aplaude sin cesar. Hay muchas ganas de escuchar a Nacho y el ambiente acompaña. La tercera canción es del antiguo disco, El manifiesto desastre, “Detener el tiempo”, que suena diferente, mucho más pausada y con la que Vegas se siente muy a gusto ya que el público la corea sin pausa.

A pesar de dudar en alguna ocasión del sonido, el asturiano es un animal del escenario, donde tiene total libertad para renovar sonidos de sus canciones. Además, hoy viene acompañado de Abraham, Xel, Luis y Manuel; su banda al completo que sin duda están dando lo mejor de ellos.

“Reloj sin manecillas” es la siguiente y la gente comienza a moverse en su sitio y a acompañar a Nacho con la voz. Se denota que la gente viene con las letras bien aprendidas. Mientras transcurre la pausa, y antes de que comience a sonar una de sus mejores canciones, “Dry Martini S.A”, el público le pide que hable, pero él, sereno y perenne en su sitio, decide darle más protagonismo a la música que a las intervenciones. Se escucha, entre murmullos, la extrañeza que sienten algunos ante el poco contacto que está teniendo con el público. Muchos de ellos son principiantes en esto de ver a Nacho Vegas en directo.



Desde 2006, y con cambio de guitarra, llegan los siguientes acordes. Una desgarradora “Hablando de Marlén” consigue que toda la sala se quede en silencio observando cómo Nacho Vegas disfruta cantando sus letras, cerrando sus ojos para no perder ni un ápice de sentimiento. Abraham Boba decide en este caso acompañarle con un precioso acordeón. De Cajas de música difíciles de parar suena “Maldición”. Por el momento las canciones antiguas superan en número a las nuevas y todavía no hemos llegado a la primera hora de concierto.

Con “Incendios”, consigue transmitirnos la sensación de celos en la que se basa la letra. Justo después llega una de las más esperadas, “Perplejidad”, que se queda un poco coja sin los coros de los niños. Se hace bastante corta, siendo una pena que durante el concierto con algunas se haya explayado y con ésta haya sido tan correcto.

“Palacio de papel” es la elegida para hacerla a dos voces con Xel; y para que, justo después y tras la insistencia del público, Nacho se arranque a dar las buenas noches y presentar animadamente a sus músicos. La gente por fin respira tranquila y parece disfrutar del concierto completamente.

Se acaba de cumplir la primera hora y para celebrarlo Vegas ha escogido “Me he perdido”. La gente entra en éxtasis, incluso, a pesar de que Nacho se olvide de la letra, lo toman con humor y le aplauden sin cesar. De hecho, son muchas las canciones en las que el público no ha podido esperar al final para aplaudir.

Por el ritmo del concierto, parece ser que llegará a las dos horas y con sólo un bis de por medio. Ahora suena “Lo que comen las brujas”, en la que el publico se motiva cantando los “oh oh oh” y seguidamente “Va a empezar a llover” del disco en común con Enrique Bunbury, El tiempo de las cerezas. A continuación suena “La gran broma final”, la gente la canta y la disfruta totalmente. Es el single y lo toca antes del bis, la gente comienza la quiniela para saber cuál será la que cierre el concierto. Pero por el momento hace una reverencia y se marcha junto al grupo.



ras el descanso, y en el primer y único bis, Nacho sale con guitarra española para tocar él solo “Canción del extranjero”. La segunda elegida es “Taberneros”, una de las creaciones más sublimes del último proyecto y hay una tercera, “El mercado de sonora”, la cual resuelven con un final apoteósico y bastante psicodélico en la que Boba y Vega aporrean los instrumentos; aunque no es la mejor selección para cerrar.

Ya no dio para más, el artista se despidió del escenario y del público y sólo quedaba valorar el concierto. Sin duda, Nacho Vegas está en una época muy buena.

Crónica y fotografías: Elena Matías.

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martes, 29 de marzo de 2011

Nacho Vegas: “Mi mayor miedo es repetir los errores del pasado”


Ni oscuro ni egoísta ni manejado por sus adicciones. Nacho Vegas (Gijón, 1974) no tiene nada que ver con la imagen que, durante años, se ha transmitido de él, “soy todo lo contrario, una persona muy sensible y tímida, lo malo es que en el rock parece que si hablas de drogas en una canción ya estás hablando de tu propio consumo, y no siempre es así”, afirma el artista.

Sus enrevesadas letras convertían sus canciones en un plato para sibaritas pero parece que su último disco, La zona sucia (Marxophone, 2011), ha abierto su música a un colectivo mucho más heterogéneo. Los datos lo corroboran, ya que ha llegado al número tres en la lista de los más vendidos: “Me siento igual que si estuviera en el número 80 porque esto tiene una razón de fondo: con la crisis que vive la industria del disco se deshinchó todo un poco y, ahora, es más normal que gente como yo, que no podemos invertir tanto en mercadotecnia, pueda entrar en los primeros puestos de las listas de venta”. Además, la semana pasada, agotó entradas para los dos conciertos que dio en la Joy Eslava de Madrid y tuvo que planificar otro más; hoy, le faltará poco para colgar de nuevo el cartel de no hay entradas en el recital que dará en el Circo Price de la capital. Y es que Nacho Vegas arrastra a uno de los públicos más fieles del panorama musical español desde que hace 10 años decidió emprender su carrera en solitario, algo de lo que ni él mismo es muy consciente: “Para mí fue una sorpresa tremenda agotar fechas incluso antes de que el disco saliera a la venta”.

Con el título de su nuevo disco, el cantante hace referencia a una de sus pasiones, la Fórmula 1, y al proceso de composición, “las canciones siempre nacen de sitios un poco oscuros, sucios e incomprensibles que son muy difíciles de explicar y por eso se ponen en las letras”. Quizás, por esa oscuridad, muchos le han tachado de compositor arduo, negativo y complicado y, aunque para este álbum la letra sigue siendo su prioridad frente a las melodías, sus canciones se han vuelto más estructuradas, positivas y ordenadas. “Son canciones más sintéticas. Intenté podar mucho las letras, huir de lo críptico que había dominado en el disco anterior porque, como ocurre en la vida, los nuevos proyectos son como ciclos que surgen en reacción a lo que te sucede antes y, cuando analicé mi discografía me di cuenta de que había cosas que sobraban y darse cuenta de eso, es lo más difícil de hacer un buen disco”.

A pesar del empeño de muchos críticos por quitarle la etiqueta de músico independiente, Vegas defiende que no solamente es su seña de identidad sino “una cuestión casi de militancia”. Lo mismo le pasa con la etiqueta de autobiográfico. Sus canciones hablan de la vida sin tapujos, de verdades que, a veces, son como puñales, de dolor y de miedo que rompen cualquier atisbo de mundo rosa idealizado pero, en contra de lo que muchos piensan, no son un reflejo de su vida. “Compongo con lo que tengo a mano, con cosas que me suceden a mí o a alguien que tengo cerca pero, cuando las pones en una canción las modelas tanto que casi desaparecen. La realidad por sí misma no te dice ninguna verdad, y las canciones hablan más de la verdad que de la realidad”.

Su realidad está dominada por el miedo. Ha estado presente en todos sus discos y, por tanto, en todas sus canciones pero, ¿qué es lo que tanto teme Nacho Vegas? Es una respuesta difícil y se toma su tiempo; finalmente, con la mirada perdida, dispara un discurso profundo: “La lista de miedos con los años va creciendo. Los niños tienen miedo a cosas físicas porque no son conscientes del pasado y no tienen miedo a repetir errores, que es lo que me pasa a mí”. Para evitarlo se ha construido el mejor refugio, su música.

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Nacho Vegas: tortúrame otra vez, por favor


Segunda noche seguida en la Joy Eslava, segundo lleno. Nacho Vegas, quien sigue promocionando su perturbadora Zona Sucia, no parece hallarle límites a su propio y creciente poder de convocatoria. Casi dos horas de emociones fuertes tan dolorosas como adictivas que le confirman como el gran referente de la ‘chanson’ española.

A un concierto de Nacho Vegas no se acude con la intención de hallar la felicidad. Uno tampoco puede pretender divertirse, entendiendo el término ‘diversión’ como la consecuencia de una rutinaria salida entre amigos que se dan cita para emborracharse a las puertas de un centro comercial o para disfrutar de los estribillos pegadizos de los últimos hijos del hype. Resulta importante ser consecuente con sus actos y tener bien presente que las delicadas canciones del asturiano traspasan los límites de la moda, de las generaciones y del tiempo. De un momento para otro, pueden aniquilar cualquier fachada emocional y estampar violentamente nuestra confiada percepción contra la frialdad del arcén.

Dicho en otras palabras, con Nacho Vegas sobre las tablas se sufre. Se sufre de melancolía, se sufre de recuerdos inabordables, de silencios, de aislamiento e incluso de síndrome de Stendhal. Su voz subterránea y sus honestos versos que giran alrededor del desamor te apresan, te colocan frente a frente al espejo de tu propia realidad, de tus propios fracasos sentimentales, te maniatan a una silla de tortura desde la que uno ve desfilar, entre una ligera niebla de lágrimas, su pasado agridulce a cámara lenta… muy lenta.

Sin embargo, el gran mérito de éste artista apático, lejano e inmóvil es haber logrado, a pesar de la crudeza de sus textos y el sentimentalismo impreso en sus melodías, despedirse una noche más de un público que abandonaba la sala Joy Eslava con expresión soñadora y optimista. Terapia de choque. Ritual. Una velada casi religiosa; elegante comunión entre el altar y los devotos quienes, emocionados y con los ojos cerrados o dirigidos hacia el cielo acompañaron en coro al último Dios del olimpo folk nacional.
CRECIENDO

La Zona Sucia (2011), publicada hace apenas un mes, incluye algunas de las composiciones más destacables y sublimes de toda su discografía: ‘Cuando Te Canses De Mí’, ‘Incendios’, ‘Reloj Sin Manecillas’, ‘Taberneros’ o la enternecedora ‘La Gran Broma Final’. Por ello, consciente y orgulloso de la grandeza de su último trabajo, Nacho Vegas optó el pasado viernes en Madrid por tocar la totalidad de esas canciones con la única excepción de ‘La Comedia Humana’. A ellas se sumaron, entre otras, sus himnos ‘Dry Martini S.A.’, ‘El Hombre Que Casi Conoció A Michi Panero’ y ‘Maldición’.

Llenó la Joy Eslava dos noches seguidas, colgará el cartel de ‘no quedan entradas’ en el Circo Price dentro de unos días. ¿Qué más pruebas necesitamos para afirmar de una vez por todas que el carismático Nacho Vegas es hoy en día la gran referencia del folk/rock nacional?





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Nacho Vegas: 'He aprendido a ser menos solemne'



Resulta ya un cliché decir que Nacho Vegas (Gijón, 1974) tiene poco que ver con el personaje que se ha construido sobre él. Es alto y desgarbado, tiene el pelo castaño y se mueve con elegancia. Habla en voz baja, eligiendo cuidadosamente cada una de las palabras. De tanto en cuando, sonríe travieso y se le pone cara de niño. "No han estado mal las fotos", comenta al llegar mientras se quita un abrigo gris y el sempiterno fular rojo que le lleva acompañando durante toda la promoción de 'La zona sucia', su quinto trabajo en solitario. "Es un regalo de mi madre", explica.

Como los deportistas, a veces los músicos entran en un momentum en el que les sale todo bien y parecen capaces de conseguir cualquier cosa. Nacho está viviendo el suyo. Su nuevo disco, publicado bajo la etiqueta Marxophone, que engloba a Refree, a Fernando Alfaro y a la promotora de conciertos madrileña I'm An Artist, ha sido número tres en la lista de álbumes más vendidos. Mientras, la gira está siendo un éxito total, con llenazos en cada ciudad. En Madrid se han vendido ya todas las entradas para dos noches en Joy Eslava y se ha abierto otra más en el Circo Price.

Las cosas van mejor que nunca. ¿Cómo lo está viviendo?

Sí, van bien... Es ilusionante y estoy contento, claro. Pero cuando se publica un disco la sensación siempre es rara. Se necesita un poco más de tiempo para interpretar qué es lo que ha sucedido.

¿Cambian mucho sus canciones desde que las empieza a concebir hasta que están completadas?

Antes me ocurría más. Siempre se parte de una idea que nunca acaba siendo tan perfecta como uno se imagina. Ahora voy alcanzando lo que busco o, al menos, estoy más relajado. Es que mis canciones son muy imperfectas. Le doy mucha importancia a las letras, las corrijo mil veces y no me importa que retuerzan la melodía. Nunca se terminan del todo.

Precisamente, en La zona sucia eso pasa menos que nunca. La métrica está perfectamente encajada en la melodía y el conjunto queda muy redondo.

Es verdad. Justo antes de ponerme a trabajar en el álbum escuché todos mis discos y me quedé con la sensación de que mis canciones son demasiado retorcidas. Quería sintetizar mis ideas, no darle tantas vueltas y quedarme sólo con lo esencial de las letras.

¿Fue un shock escuchar toda su obra así del tirón?

Un poco sí (risas). Me di cuenta de que había algunas canciones de las que me había olvidado completamente, que sería incapaz de tocarlas.

¿Siente que cada vez domina más el oficio de compositor?

La verdad es que no. En algún momento he podido llegar a pensar que sí, que me sabía el truco, por decirlo de alguna manera. Pero siempre hay una parte de inseguridad en mí y, aparte, está el miedo a repetirse o a quedarse en blanco. Cuanta más música escucho, más difícil me resulta de controlar.

En este álbum la voz suena más relajada y cómoda que nunca. Como si hubiera cantado con los ojos cerrados en vez de abiertos...

Puede ser. Yo empecé odiando mi voz y todavía estoy intentando reconciliarme con ella. En los primeros discos es como si me diera miedo cantar y lo detesto, me da mucho pudor cuando los escucho. Eso me llevó al otro lado, a interpretar demasiado. Ahora intento ser más natural.

¿Es ésta su obra más accesible?

No sé por dónde va la 'accesibilidad'. Me hace ilusión que algunas de mis canciones más largas, como El Ángel Simón, sean de las más conocidas y aceptadas.

Ha encontrado un punto de humor jocoso al estilo del Leonard Cohen de I'm Your Man...

Sí, es que vas aprendiendo a analizar los temas desde otras perspectivas, a quitarles solemnidad y a distanciarte de las cosas. Alguien que me gusta mucho en ese aspecto es Randy Newman en los 70.

¿Escribe sobre hechos que han ocurrido recientemente en su vida o los deja reposar un tiempo?

Lo dejo reposar, es la única manera de ver las cosas desde una distancia crítica. Cuando he escrito demasiado en caliente no me ha gustado el resultado. Si empleas vivencias personales como materia prima hay que alejarse de ellas, si no sería como contarle tu vida a un colega.

¿Le agobia que la gente se obsesione con buscar referencias biográficas en su trabajo?

No soy consciente de que eso ocurra. Hombre, alguna vez en los conciertos te encuentras con gente que se toma las cosas demasiado en serio y, sí, termina por resultar incómodo.

¿No es un poco halagador también?

En mi caso, no. Es que me he encontrado con gente muy girada. Pero bueno, la gente suele entender que las canciones no son un diario o un texto periodístico.

¿Acepta que exista interés por su vida privada?

No noto que pase. Hay algún cotilleo y tal, pero no me lo tomo en serio. No me afecta ni a mi obra ni a mi vida diaria.

En Reloj sin manecillas pronuncia la frase "Tengo miedo/para qué mentir". ¿Qué le asusta?

Una insatisfacción difícil de habitar, estar solo, el paso del tiempo... Nos hacemos mayores y recolectamos nuevos miedos, aunque también relativizamos todos. Quizá el peor sea el miedo al miedo.

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viernes, 25 de marzo de 2011

Nacho Vegas celebra homilías, no conciertos


Lleno total en la primera parada del asturiano en la capital. Las 900 personas que acudieron el jueves a la Joy Eslava no eran público, eran acólitos reverenciando el discurso de su líder. Y sí, estuvo Christina Rosenvinge.

Alguien que reniega de este músico me dijo en cierta ocasión "tiene que ser jodido ser Nacho Vegas, tan triste todo el día". Lo jodido debe ser dar un concierto y no mover ni un pie al ritmo de tus canciones.

Baste un ejemplo: El punto álgido de la noche lo alcanzó Vegas con Dry Martini, cuando en la parte instrumental eléctrica que cierra el tema, se movió cuatro pasos. El público ni eso. Algún que otro balanceo, una tímida mano que asoma -pidiendo eutanasia o gritando amén- poco más; todo muy aséptico y calmado.

Pero es que eso es Nacho Vegas: contención, atmósfera, lírica.

Bajo esas premisas, en el país de los ciegos, él sería el rey. Quién quiere puesta en escena cuando lo que busca es comulgar con la intensidad de la música del asturiano.

Y parece que Nacho sabe que ese es su fuerte, porque lo alimenta. Y con ganas. Pasaron diez canciones hasta que se dirigió por primera vez al público: "Buenas noches, que antes se me ha olvidado". Presentó a su banda y punto. Ni una palabra más en la hora y tres cuartos que duró el concierto.

A lo largo de ese tiempo, tuvo tiempo de presentar La Zona Sucia casi al completo, solo se dejó fuera La comedia humana. Abrió con Cuando te canses de mi y cerró con El mercado de sonora.

Catársis colectiva en Taberneros y unos coros muy acertados por parte del público para sustituir a los niños en esa nana sombría que es Lo que comen las brujas. Sí, estaría feo dejar que vuestros hijos salieran de gira con Nacho.

Se notó, además, que ha estado repasando su discografía recientemente, porque rescató de su cancionero temas poco habituales como Hablando de Marlén y Maldición, sórdidas y pesadas, y tuvo un hueco para Canción de Palacio #7, Detener el tiempo y Va a empezar a llover.

Respeto reverencial entre los asistentes a Canción del extranjero, versión del asturiano de un clásico de Leonard Cohen, y un hecho tan inédito como las palabras de Vegas durante uno de sus conciertos: una sonrisa.

Fue después de Me he perdido, de Verano Fatal, el disco que firmó a medias con Christina Rosenvinge. "¡Olvídate de ella, Nacho!", gritó un exaltado. Él respondió con una mueca. La aludida estaba en el palco, pero ni caso.

Será que se ha acostumbrado a salir en la prensa rosa -lo recordó con La gran broma final- pero desde luego, que te deje la novia y la gente te aplauda no tiene mérito. Lo que tiene mérito es que te dejen y escuches -solo- a Nacho Vegas. Malos cuidados paliativos.

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jueves, 24 de marzo de 2011

El triunfo de Nacho Vegas

"Aquello era un sin Dios", dice un músico que estuvo con Nacho Vegas hasta 2006, los cinco primeros años de su carrera en solitario. Se cuentan leyendas en voz baja de un músico descontrolado, pendiente de sus adicciones y al que nadie auguraba un buen futuro. "Nunca se pensaba más allá de la próxima semana", recuerda el mismo músico, que se bajó del carro años antes de que Vegas (Gijón, 1974) llenara hoy y mañana Joy Eslava, convocando una tercera fecha, para el día 29 en el Teatro Circo Price.
"Yo niego la mayor, no es que haya petado ahora, es una evolución", dice su agente, Juan Santaner. "Cuando empecé a trabajar con él, hace siete años, dimos un concierto en El Sol, que ya se llenó. Y la primera decisión fue llevarle a un teatro, el que hoy es Häagen Dazs, porque tenía potencial. Fue jugársela. Decían que estábamos locos, pero metimos 700 personas".

Para el Price 1.000 entradas vendidas. Si llena, con las dos noches de la sala Joy eslava, será un total de 3.500. Unas 800 más que en 2009, cuando presentó El manifiesto desastre, su último disco con su compañía de toda la vida, Limbo Starr. "El gran salto fue el Palau de la Música de Barcelona, en 2010. Nos llamaron más de un año después de la salida del disco. Dudamos. Pero fue un poco: 'ahora o nunca'. Y llevó a 1.800 personas. Tiene un público fiel".

¿Qué tiene Vegas que crea esa relación con sus fans? "Las canciones a menudo tratan temas muy cercanos, asumibles por cualquiera. El ángel Simón, de su primer disco, cuenta una historia verídica sobre la muerte de su padre con la que es imposible no empatizar. Gracias a canciones de este tipo y a colaboraciones con artistas más conocidos que él, en especial Bunbury, ha ido arañando público tanto del mundo independiente como del entorno cantautor. Para mí la pregunta es por qué ha tardado tanto en arrasar", dice Sebas Alonso, de la web musical Jenesaispop.

El tiempo de las cerezas, un disco a medias con Bunbury, le dio visibilidad: "Ha sido fundamental en México. Allí es casi más grande que en España, vamos en junio y daremos dos conciertos para 4.000 personas", asegura Santaner.

"Para mí es básico que antes daban morbo sus historias aunque por su lírica y sus metáforas mucha gente se quedaba fuera. Ahora escribe de forma más universal, con cierto sentido del humor sobre el yo, y la gente se identifica más", dice el crítico César Estabiel, buen conocedor de Vegas. Él pone la frontera entre el artista maldito en su segundo disco, Cajas de música difíciles de parar. "Los siguientes, para mí son de transición. Hay melodías en este último que parecen canciones de toda la vida... son menos indies".

El último, La zona sucia, editado por Marxophone, una compañía de nueva creación en la que es socio, entró en el puesto número tres de las listas de ventas y lleva 7.000 copias vendidas, 2.000 de ellas en la versión en vinilo. Y, remata su agente: "Pon la palabra entre comillas, por favor, pero este disco es un clásico".

Nacho Vegas, 24 y 25 de marzo, en la sala Joy Eslava (entradas agotadas), y 29, en el Circo Price.

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Quedo progreso

CRÍTICA: POP-ROCK NACHO VEGAS

Tiene tantas canciones que puede escatimar buena parte de sus grandes éxitos y su repertorio no se hunde. Ha concentrado de tal manera su poder en las canciones que ni siquiera tiene que ser ocurrente, simpático o agradable. Su aire de estirado sufridor posiblemente impertinente en las distancias cortas no hace mella en su público, hasta el punto de que todo ello parece haberse convertido en un activo más. Su imperfecta forma de cantar ha devenido estilo propio y sus conciertos se saldan con el éxito de una platea que aplaude hasta los silencios. Es Nacho Vegas.

Tras el primero de sus dos conciertos en Barcelona ya queda claro que solo tiene dos enemigos: él mismo y la excesiva complacencia de su público. Pero esos son temas que en el Auditori no se precisó considerar.

Con un repertorio con apabullante mayoría de temas de su último disco, La zona sucia, Nacho Vegas caligrafió sus crípticas canciones, haciendo de su queda emisión vocal y de su hieratismo, rayano en lo ausente, argumentos que dieron aún más peso a su cancionero.

La precisión de la banda, lo escueto de los arreglos, la omisión del guitarreo más convencional y la riqueza de matices entre temas acústicos y eléctricos remataron el concierto.

Fue un buen concierto más de un Nacho Vegas que quizá no deslumbró como en su última visita al Palau de la Música, cuestión de gustos o de selección de repertorio, pero que sigue, sin ruido, haciéndose un amplio y soleado lugar bajo la mirada de unos seguidores cada día más entregados.

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martes, 22 de marzo de 2011

Mojave 3, Nacho Vegas y The Dodos, gratis en el festival Plaza Odissea Maremagnum de Barcelona

Nacho Vegas, Mojave 3 y The Dodos forman parte de la oferta de conciertos del festival gratuito Plaça Odissea que tendrá lugar al aire libre en el Maremagnum de Barcelona entre los días 28, 29 y 30 de abril.
Allí también actuarán... Maika Makovski, Delorean, Los Massieras, Litoral Partido y Edredón, parte de lo que será la quinta edición de este evento puesto en marcha por el citado centro de ocio barcelonés cuyo programa musical ha sido gestionado por Deposito Legal.

Cartel del festival Plaça Odissea Maremagnum 2011:
· jueves 28 de abril:
Nacho Vegas

Maika Makowski.

· viernes 29 de abril:
Delorean
Los Massieras.
Edredon.

· sábado 30 de abril:
The Dodos
Mojave 3.
Litoral Partido.

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Pachanga furbolera con Nacho Vegas



El próximo 29 de marzo Radio 3 transmitirá el concierto de Nacho Vegas en el Circo Price, pero antes, Nacho y sus muchachos (el Real Sporting Marxophone) nos han retado a un partido de fútbol sala en Madrid. Será el lunes 28. Regalamos dos entradas para ver a Nacho vegas en ese concierto, pero antes tienes que ganártelo.

Si quieres venir a jugar contra Nacho Vegas y los suyos (y al día siguiente ir al concierto) escribe a hoyempiezatodo@rtve.es. Es un partido mixto, da igual que seas ciruelo o ciruela, pero es fundamental que nos mandes una foto tuya jugando al fútbol o con indumentaria futbolística, o un video haciendo regates... Lo que sea para que sepamos que podemos confiar en ti para que derrotemos a Nacho Vegas antes de su concierto en el Circo Price del día 29.

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lunes, 21 de marzo de 2011

Nacho Vegas: 'Creo que este es mi disco más de resistencia'

'Actos inexplicables' (2001) fue la carta de presentación en solitario de Nacho Vegas. Antes, lo habíamos conocido como miembro de la banda asturiana Manta Ray. Tras cuatro discos en solitario, colaboraciones con Enrique Bunbury y Cristina Rosenvinge, y proyectos paralelos como Lucas 15, presenta nuevo trabajo: 'La zona sucia' (Marxophone 2011).

Muchos de tus fans se sorprenderán al saber que eres aficionado a la Fórmula 1. Tanto, que el título del disco proviene de esta competición.

Pues no sé, tanto como se pueden sorprender de que me gusten los oricios de Cadavedo. Solo es un punto de partida personal para llegar a sitios muy diferentes.

Una amiga mía dice que muchas veces la inspiración viene del sufrimiento. Este disco tuyo parece menos doloroso que los anteriores.

No lo creo, el sufrimiento de verdad te paraliza, aunque sí puede inspirarte cuando tomas distancia. No inspira sufrir, pero sí haber sufrido. Para mí estas son las canciones más dolorosas que he escrito, pero tal vez en las que he tomado mayor distancia.

Sigo pensando que este podría ser tu disco más positivo.

Todos mis discos son positivos, espero. Creo que este es mi disco más 'de resistencia'.

Has recurrido menos a las guitarras que en trabajos anteriores, cogen peso los arreglos de teclados , pianos, acordeones...

Eso se debe en gran parte a Abraham Boba, un lujo de músico que ha cobrado especial importancia dentro de la banda. Antes el peso de los arreglos recaía más en Xel; ahora se establece más un diálogo entre él y Abraham.

'Taberneros' se convierte en un himno al desamor. Cuenta con los coros de Pauline en la playa, unos niños, y recuerda a Leonard Coen.

Surge de una canción tradicional de Llanes, que encontré recogida en un disco del grupo asturiano Dulcamara y finalmente transformé en buena parte. Por cierto, usé varios versos para la letra que creía tradicionales pero al parecer pertenecen a Martín López Vega, que es un poeta estupendo.

'Reloj sin manecillas' tiene un aura positivo, trasmite energía. Parece que has visto la luz.

Esta es precisamente una canción de resistencia ante el dolor.

En este disco presentas uno de los temas más completos de tu carrera 'La gran broma final'.

En realidad yo veo que canciones como esta son por naturaleza canciones incompletas, en el sentido de que están abiertas. Ha de ser así cuando partes de situaciones amargas y desconcertantes al escribirlas.

Parece que 'Marxophone' es una gran y buena alternativa para artistas como tú, Refree, Fernando Alfaro, etc.

Sí, creo que Raül, Fernando y yo compartimos un montón de cosas y coincidió que cuando se estaba gestando la idea de Marxophone ellos estaban en una situación parecida y se unieron al proyecto. Además, tanto el disco de Refree como el que está a punto de sacar Fernando (precisamente producido por Raül) son una maravilla.

Vuelves al País Vasco, que van a encontrar tus fans en los conciertos ¿que ofrecerás entre nosotros?

Nos centramos en recrear las canciones del nuevo y también algunos temas antiguos que no solíamos tocar. Las giras son un poco como un río; van variando su curso según avanzan.

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Nacho Vegas actuará el 7 y 8 de abril en Bilbao y Vitoria

El cantante Nacho Vegas actuará los días 7 y 8 de abril en Bilbao y Vitoria, respectivamente, donde presentará su nuevo trabajo 'La Zona Sucia', su quinto álbum de estudio en solitario.

Según han informado desde la organización, las actuaciones tendrán lugar el día 7 en el Kafe Antzokia de Bilbao, a las 21.00 horas. Al día siguiente, actuará en la sala JimmyJazz de la capital alavesa, a las 21.00 horas. Asimismo, el 9 de abril lo hará en la Sala Movie de Pamplona a las 22.00 horas.

El nuevo trabajo de Nacho Vegas es el primero que edita con la etiqueta Marxophone. El disco, que lleva por título 'La Zona Sucia', se ha grabado en los estudios de Paco Loco en el Puerto de Santa María con los mismos músicos que habitualmente acompañan en directo al músico asturiano.

Desde la organización del evento, han explicado que "ni el álbum trata específicamente sobre el amor, ni carece de guitarras eléctricas", y han señalado que el público "encontrará melodías instantáneas, rimas brillantes, giros narrativos, solidez estructural y la emotividad que se compensa con una fresca ligereza".

El propio autor define el nombre su trabajo, 'La zona sucia', como "la parte de la pista por la que los coches no siguen la trazada y que, por tanto, tiene restos de goma y otras impurezas que ralentizan la velocidad".

Quienes deseen acudir a los conciertos pueden adquirir las entradas en Ticketmaster y sus puntos de venta habitual (Fnac, Carrefour, Halcón Viajes) a un precio de precio 15 euros, mientras que en taquilla tendrá un importe de 20 euros.

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sábado, 19 de marzo de 2011

"Me dijo un ángel"



Todo era más bello
Mucho más ayer
Desde lo alto el sol se derramaba por tu piel
Pero eso era ayer...

Caerá la tarde, tarde o temprano,
Caerá la tarde y con ella el alma a mis pies
Antes o después

Trato de remar por un ancho mar de contradicción
Hice una canción de la que no puedo escaparme
Pero estoy vivo y es que hoy...
Me lo dijo un Ángel.

Son mis silencios, son mis silencios,
la condición

Todos mis fracasos habitan en mí
y con este de hoy pues suman ya 22 mil,
triunfo de vivir

Se perfilan dramas, lo sé demasiado bien ,
entonces algo pasa y me consigo distraer,
pero el gran drama es:
es un mundo cruel e injusto el que me toco vivir
no me voy a ir y tampoco quiero quedarme,
pero estoy vivo y es que hoy...
me lo dijo un ángel

Estoy vivo,
me lo dijo un ángel.

viernes, 18 de marzo de 2011

Nacho Vegas descubre 'La zona sucia' en dos conciertos en BCN


Cuando Raimon grabó su anterior disco de estudio, Nova integral (2000), Nacho Vegas no existía como tal. Entonces era Nachín, un joven indie que fundó el grupo Eliminator Jr. y, años después, se unió al grupo de rock experimental Manta Ray. En este periodo tan poco productivo para el de Xàtiva, el asturiano ha editado cinco discos a su nombre (uno de ellos, doble), dos a medias con Bunbury y Christina Rosenvinge y seis epés recientemente reunidos en la caja Los hermanos pequeños. Acumula más de cien canciones propias en una década.

Las diez últimas, reunidas en el disco La zona sucia (2011), son las que motivan esta nueva visita del asturiano a Barcelona. Serán dos conciertos (hoy y mañana) para los que se agotaron las entradas antes de que el disco saliese a la venta. A pesar, incluso, de que el año pasado Vegas ya actuó dos noches en la capital catalana: una en el Palau de la Música y otra en Luz de Gas, en el ciclo de conciertos-tertulia En persona.

El interés por conocer sus nuevas canciones es tal que la semana que salió a la venta La zona sucia fue el tercer disco más vendido en España. Apenas 1.400 copias, de acuerdo, pero en un país en el que ya nadie vende discos (salvo Pablo Alborán), también es necesario señalar qué artistas son capaces de arrastrar a más de mil personas a una tienda de discos.

MARXOPHONE / Quienes acudieran a alguno de sus dos conciertos barceloneses deL 2010 reconocerán al instante La gran broma final, una de las canciones más redondas y rotundas de La zona sucia. La cantó en el Palau y en Luz de Gas, y ya entonces apuntaba maneras de pieza destinada a brillar con especial intensidad en su ya intenso repertorio. Como El hombre que casi conoció a Michi Panero, La pena o la nada, Ocho y medio, En la sed mortal o esa versión de Townes Van Zandt, la casi suya Que te vaya bien, Miss Carrusel.

Pero La zona sucia, el primer disco que Vegas publica en la cooperativa discográfica Marxophone que él mismo ha fundado, tiene otros hallazgos. La tierna asturianía de Taberneros, los coros infantiles de Lo que comen las brujas, la turbia violencia de El mercado de Sonora y, claro, una enésima vuelta de tuerca en su poética de regates autoconfesionales. En cualquier caso, un paso más en la trayectoria de un artista que no se atasca ni duda del sentido de su oficio. Un cantautor que despierta pasiones (España y en Latinoamérica) y que merece butaca propia en el salón de honor de la historia de la canción española de autor.

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jueves, 17 de marzo de 2011

Nacho Vegas conciertos en el Auditorio de Barcelona

Nacho Vegas concierto en el Auditorio de Barcelona. 'La Zona Sucia' aunque sale el día de San Valentín, ni el álbum trata específicamente sobre el amor, ni carece de guitarras eléctricas, ni esa zona sucia alude al impuro cinturón del deseo.

Conciertos de Nacho Vegas, Auditorio de Barcelona. Viernes 18 de Marzo y sábado 19 de Marzo. 21.30 horas. ENTRADAS AGOTADAS

El disco fue grabado en los estudios de Paco Loco en el Puerto de Santa María con los mismos músicos que habitualmente acompañan en directo al músico asturiano.

La madurez compositiva de Nacho Vegas es tan abrumadora que ha dado ya la vuelta al marcador. Melodías instantáneas, rimas brillantes, giros narrativos, solidez estructural y la emotividad que se compensa con una fresca ligereza. Canciones más sencillas, recortadas a su esencia, grabadas en El Puerto de Santa María con Paco Loco y un grupo que se adapta más que nunca a cada intención de la letra o de la interpretación vocal. Suenan menos las guitarras de Xel Pereda y más las teclas (acordeón, armonio, órgano y piano) de Abraham Boba. También hay un coro de niños y otro de chicas y son preciosos y funcionan de maravilla.

Tan juguetón como narrador que casi parece zarandear a sus personajes con cariñoso capricho, en esta ocasión poco proclive al género dramático, se expone como intérprete ofreciendo su voz al natural. Y nosotros levantamos el dedo pulgar porque nos gusta cuando tu voz cruje, Nacho Vegas.

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miércoles, 16 de marzo de 2011

Nacho Vegas, Klaus & Kinski y Christina Rosenvinge celebran el aniversario de Disco Grande

La Casa Encendida de Obra Social Caja Madrid acoge este domingo, 20 de marzo, un evento que hará las delicias de los aficionados a la música. Se trata de la novena edición de La Radio Encendida, un maratón radiofónico en colaboración con Radio 3 que ofrece doce horas ininterrumpidas de música en el centro (de doce de la mañana a doce de la noche). Este año el evento se une además a la celebración del 40 aniversario de uno de los programas míticos de la emisora: Disco Grande, dirigido y presentado por Julio Ruiz.

Entre los numerosos artistas que darán forma a este maratón se encuentran diversas formaciones del panorama nacional como La Bien Querida, Layabouts, Klaus&Kinski, Animic, Maga, Los Hermanos Dalton, The Bright (que recibirán el premio Disco Grande a mejor maqueta del año 2010 según votaciones de los oyentes), Tom Cary o Los Pilotos.

Los conciertos se podrán escuchar en directo por Radio 3 (www.rtve.es) y a partir de las 21 horas habrá un concierto Fin de Fiesta que podrá verse en streaming a través de las páginas web www.lacasaencendida.es y www.rtve.es). A este concierto final se sumarán Anni B Sweet, Dover, Nacho Vegas, Christina Rosenvinge y Facto y los Amigos del Norte. La entrada será gratuita hasta completar aforo.

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jueves, 10 de marzo de 2011

De 'La zona sucia' a la lista de superventas


Nacho Vegas (Gijón, 1974), el artista que arrastra una fama de maldito que él ha acomodado a sus poses tras sus inseparables gafas oscuras, ha cometido un acto inesperado: colarse en la lista de superventas con un disco grabado por él en El Puerto, La zona sucia, con su propia discográfica, Marxophone, si es que podemos llamar discográfica a un proyecto personal que le convierte en máximo beneficiario de sus éxitos y máximo damnificado de sus batacazos. Son los nuevos tiempos en el albor de la era Sinde. Vegas actúa el próximo sábado en el Teatro Echegaray.

Surgido de las catacumbas indies, fundador de Manta Ray (grupo inclasificable y cuya falta de clasificación, seguramente, les llevó a su destrucción), musicante de poetas asturianos, antiguo estudiante de Filología, Vegas lleva diez años en solitario contando historias turbias de hordas de ciudadanos reunidos en los smoking rooms de los aeropuertos, de hombres que aman "un mundo entero, con su belleza y su fealdad" y de viejos amigos que se agachan al pasar por las funerarias para que no les tomen las medidas... y son los primeros en morir.

Los protagonistas de sus canciones son perdedores y buscavidas, poetas y rufianes, soñadores e infelices, que iluminan ciertos rincones oscuros, los conflictos, las obsesiones, los miedos y las ansias incontrolables.

El asturiano ha entrado con su último trabajo de estudio directamente al número tres de las listas de ventas de discos españolas, sólo por debajo de Pablo Alborán, última sensación del pop patrio, y del multiventas Sergio Dalma. Gracias a La zona sucia, Nacho Vegas se ha convertido en uno de esos músicos indies que consigue colarse entre los primeros puestos de las listas de ventas de álbumes en España.

El músico parece encontrarse más cómodo que nunca en La zona sucia. "Es un sitio que no acabas de comprender muy bien, donde eres incapaz de verbalizar lo que te rodea de una forma lógica, pero que te empuja a componer. Luego está la parte limpia, más bonita y guay a nivel vital, pero que no te hace sentir la urgencia de escribir canciones", explicaba Vegas en una entrevista con Efe.

A medio camino entre la nostalgia y la alegría, el artista ha creado un álbum ciertamente contradictorio: "Es lo que ocurre con las sensaciones fuertes, como el amor, que está muy presente en este disco. El amor es un sentimiento muy fuerte y poderoso, pero al mismo tiempo muy frágil. Esas paradojas son las que nutren las canciones".

La gran broma final, Taberneros o Reloj sin manecillas son algunos de los diez cortes incluidos en La zona sucia, un disco que bien podría ser el más optimista en su carrera. "Es posible. Hay algunas canciones que arrojan un poco más de luz, e incluso las más duras tienen algo positivo. Los sentimientos más intensos, aunque sean dolorosos, sólo confirman que estás vivo, y eso siempre es bueno", asegura.

Las canciones permiten ver el alma de este artista singular, aunque Vegas descarta la opción de que sus temas sean autobiográficos: "Para crear, la mejor materia prima es la que tienes de primera mano. Uso experiencias personales porque es lo que conozco, pero eso no quiere decir que me desnude en mis letras".

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Nacho Vegas y su manual de usuario del desamor


Pese a que no es un hombre viejo, Nacho Vegas (1974) da la impresión de estar de vuelta de todo. Le rodea un halo de malditud que ha merecido con justicia, pero también es alguien de contrastes. No esconde sus fragilidades ni sus errores, pero una y otra vez afirma guardar distancia entre vida personal y obra. Habrá quien se lo creo, pero es innegable que diversos trances de su biografía –una vez decantados- se convierten en la materia prima de canciones sólidamente elaboradas, rotundas y prominentes en frases afiladas, que calan como dagas.



Llega el quinto disco firmado en solitario y el nativo de Gijón confecciona una manual de usuario para lidiar con el desamor y la ruptura. Atrás tiene la malograda relación con la artista Christina Rosenvigne y la necesidad de ir hasta un tema tan recurrente como esencial para los humanos. Por ahí algún novelista afirmó que sólo vale la pena escribir acerca de la muerte, el amor y la nariz de Cleopatra; ahí están Eros y Tanatos, mientras que la nariz de la emperatriz egipcia simboliza todo lo demás, lo imaginable y pretextable.



Vegas es tomado por un tipo duro, un noctámbulo irredimible; no le debe resultar tan sencillo defender en público a una colección de canciones sobre la perdida y la derrota. ¿Qué hacer ante frases como: quisiera que me quisieras y yo no quisiera quererte? Nacho ha sido bien templado por la existencia, no se inmuta para describir lo que siguen siendo para él este tipo de canciones: “El amor es un sentimiento muy extremo. Algo muy poderoso y a la vez inservible, algo que no vale para nada pero que es muy importante. Las cosas importantes de la vida son así: inútiles y necesarias a la vez. Por eso tantas canciones y tanta literatura sobre el amor”.



Y es que por más que trate de disimular, los dardos mojados en hiel pasional salen disparados rumbo a Christina: “Hoy es el día en que los planetas se estrellarán mientras tus concedes entrevistas”. Pero nadie puede decir que no sepa de maniobras estratégicas. En La zona sucia se dan unas cuantas, que merecen repaso. Por un parte, se aleja de las guitarras –fieles compañeras desde Manta Ray-; claro que las hay, pero con contención, en su lugar los arreglos de teclados predominan de parte de un inspirado Abraham Boba. Aunado a ello ha simplificado el lenguaje hasta llevarlo a territorios de la gente común, acompañados de melodías más simples.





Y la más importante, recurre a un elemento que tan bien quedara en uno de sus temas emblemáticos; en “El hombre que casi conoció a Michi Panero” había coros infantiles y de nuevo los hay en momentos claves del disco. “Perplejidad” y “Taberneros” no serían lo mismo sin esos chiquillos cantando. Los temas toman la engañosa presentación de canciones de cuna –Nanas les llaman en España-, pero de un vertiente siniestra. Parecen inocentes e infantiles en cuanto a su forma, pero destilan veneno en su interior. Las dos mencionadas, junto a “La gran broma final”, constituyen el núcleo del álbum y pasaran de inmediato a lo mejor del cancionero de un compositor avezado y mañoso. Esta última canción es todo un himno acerca del finiquito de una pareja, por lo que abundan frases dolorosas: “Cuando no consigues ser feliz y te asustas como una animal es el día de la gran broma final”.



Esa investidura de artista oscuro lo haría pasar por hosco e irascible, pero en su impredecibilidad se revela sereno y complaciente. No se descoloca ni cuando César Luquero de Heineken España le inquiere si se trata de una canción expresamente dedicada a lo que vivieron Nacho y Cristina: “partí un poco del final de mi relación con ella. Pero cuando vuelcas experiencias personales en las canciones, acabas encontrándote con que debes transformar esa realidad en otra cosa. Esa canción la reescribí bastante y, aunque partió de esa ruptura, no la siento como una canción personal o autobiográfica, sino como una canción que expresa la rabia e impotencia ante un sentimiento de pérdida”.









“Yo creí nuestro amor era infinito como la arena”







Pero en “Taberneros” tampoco se guarda nada: “Ya se fue mi amor, lo sentí marchar, esta noche me voy a emborrachar”. Una tonada con resabios del folklore asturiano, hecha y rehecha en varias ocasiones y para la que convocó a Alicia y Mar Álvarez, componentes de Pauline en la Playa. Juntos logran un incontestable y etílico conjuro de madrugada: “Si dices: dame tu corazón; me lo arrancó y te lo doy, pero yo digo: amor quédate; tú me respondes… me voy”. Por ello, no sorprende que la prensa española insista acerca de la utilidad de afrontar las contradicciones del amor a través de las canciones: “no solucionan gran cosa. No solucionan nada, la verdad. Las canciones son preguntas con las que nunca obtienes respuestas, sino otra pregunta que te lleva a otra canción. Eso es lo importante, el camino, no el sitio al que quieres llegar. Estos sentimientos confusos y caóticos te empujan a escribir canciones pero, como mucho, constatas ese caos, ni siquiera lo ordenas”.







Vegas ha construido una obra que tiene varias capas de profundidad, por ejemplo, en lo superficial se encuentra la referencia a la Fórmula 1 en el título; apenas es tangencial esa referencia a la zona de la pista donde se concentran los desechos de las llantas de los autos, más bien pasa por las sensaciones que provoca -de desazón e incertidumbre-. Con todo tenemos delante a un hombre plantándole la cara a los temores: “A medida que uno cumple años va acumulando miedos, pero es importante no sucumbir al miedo que llega desde fuera. Hay un miedo muy peligroso que es el miedo al miedo. El miedo es un instrumento que algunos utilizan para que calen determinadas maneras de pensar. Al final, siendo un poco determinista, uno sabe que todos vamos a acabar igual. El miedo al paso del tiempo es común a todos, en mayor o menos medida. Sabes que es una batalla perdida, pero tienes que afrontar dicha batalla lo mejor posible, aunque sepas que vas a perder. Luchar contra el miedo es vivir, básicamente”.





Nacho no es alguien que colapse fácilmente, todo lo contrario; tras una larguísima estadía con la independiente Limbo Starr, ha decido aliarse con dos colegas que ven las cosas más o menos de forma similar. Fernando Alfaro y Raül “Refree” Fernández, con el apoyo logístico de I’m An Artist –su casa de managment-, le acompañan en Marxophone, sello dedicado a la autoedición mediante el que probar nuevas formas de organización, distribución y trabajo, con especial enfoque hacia los vinilos. Lo que ha permanecido inalterable es la alineación del grupo: Xel Pereda (guitarras), Luis Rodríguez (bajo), Abraham Boba (teclados y acordeón) y Manu Molina (batería).





Con músicos tan capaces en plan de complicidad no se le complica encontrar la mejor forma para encauzar sus obsesiones, como lo es la buena literatura; de hecho, dos canciones surgen a partir de novelas: “ “La comedia humana” está inspirada en esa novela de William Saroyan. Lo mismo ocurre con Carson McCullers y “Reloj sin manecillas”. Son esas cosas que forman parte de tu vida y que acaban entrando en las canciones. Creo que todas las personas y todas las canciones pertenecen a algún sitio. Desconfío de la gente que asegura que no pertenece a ningún lugar”. La estela de un negro sentido del humor se prolongó hasta la fecha misma de lanzamiento.



De por sí mucho se dice en blogs y prensa del corazón sobre la ruptura Vegas-Rosenvigne, no se pudo contener la carcajada de saber que llegaría a tiendas el 14 de febrero. Siendo un tratado acerca del amor-desamor, Nacho no encuentra que ello pueda lastrar al disco: “Los temas son los mismos pero, dependiendo de la edad, puedes verlos de manera distinta. Es todo un aprendizaje, un camino. Incluso reduciéndolo todo a cuatro cosas, puedes encontrar algo nuevo. Por eso puedes escuchar una canción que habla de lo de siempre pero que tiene algo… algo que tú sabías que estaba ahí pero que no habías logrado expresar. Cuanto más escuchas, más cuenta te das de lo que tienes que aprender. Por eso veo difícil el repetirse”.


Así las cosas, La zona sucia nos lega al menos tres canciones indelebles de entre las 10 que la conforman –duración ideal para discos de acetato-, en su interior hallamos a un hombre que aun no llega a los 40, pero que ha exprimido suficiente jugo a la existencia. Hoy puede decirse que perdió una batalla amorosa de las históricas, pero sigue de pie… incombustible, y aferrado a lo que mejor sabe hacer… componer canciones: “Lo que pasa es que ver la felicidad como objetivo es difícil, porque la vida está hecha de momentos bajos y altos. Con tener un mínimo de humor y poder pasarlo un poco bien ya me parece suficiente… decir que la felicidad es un objetivo me parece un exceso de idealismo. Mientras haya cosas que te sigan desconcertando siempre habrá canciones, porque el desconcierto es condición sine qua non para que haya canciones”.

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