jueves, 13 de enero de 2011

Adelanto de la "Zona Sucia": Perplejidad



Dónde estabas tú cuando perdimos la guerra,
tal vez mirabas desde tu ventana a un ciclista pasar.
Dime, pues, dónde estabas tú cuando vi a lo lejos una humareda
como si estuviera ardiendo nuestro amor en algún lugar.

Dura dos años ya este invierno, yo trato de olvidarme de mi cuerpo,
pero él se empeña una y otra vez en olvidarse de mí.

Y enfocaré mi mente en ti y en lo que nos costará reconstruir antiguas catedrales.
De nuevo la realidad se volverá perplejidad.

Y cuando el huracán de noche lo arrasó
toda tu carita al despertar creo que era de perplejidad.

Y dónde estabas tú cuando grité mis secretos en el bosque,
y nadie respondió, y así volvieron a mí.
Dime, pues, dónde estabas tú cuando como si fuera un espejo
se quebró mi sueño y cada trozo te reflejaba a ti.

Me enfrento a un nuevo desatino,
como siempre culparé al destino,
porque de otro modo dime cómo así lo podría afrontar.

Y enfocaré mi mente en ti y en lo que nos costará reconstruir hermosas catedrales.
De nuevo la realidad se volverá perplejidad.

Y cuando el huracán de noche lo arrasó
toda tu carita al despertar, creo que era de perplejidad.
Creo que era de perplejidad...



Dónde estabas tú cuando perdimos la guerra,
tal vez mirabas desde tu ventana a un ciclista pasar.
Dime, pues, dónde estabas tú cuando vi a lo lejos una humareda
como si estuviera ardiendo nuestro amor en algún lugar.

Dura dos años ya este invierno, yo trato de olvidarme de mi cuerpo,
pero él se empeña una y otra vez en olvidarse de mí.

Y enfocaré mi mente en ti y en lo que nos costará reconstruir antiguas catedrales.
De nuevo la realidad se volverá perplejidad.

Y cuando el huracán de noche lo arrasó
toda tu carita al despertar creo que era de perplejidad.

Y dónde estabas tú cuando grité mis secretos en el bosque,
y nadie respondió, y así volvieron a mí.
Dime, pues, dónde estabas tú cuando como si fuera un espejo
se quebró mi sueño y cada trozo te reflejaba a ti.

Me enfrento a un nuevo desatino,
como siempre culparé al destino,
porque de otro modo dime cómo así lo podría afrontar.

Y enfocaré mi mente en ti y en lo que nos costará reconstruir hermosas catedrales.
De nuevo la realidad se volverá perplejidad.

Y cuando el huracán de noche lo arrasó
toda tu carita al despertar, creo que era de perplejidad.
Creo que era de perplejidad...

Gracias a javiralv, por su excelente aporte

Descarga aqui~

No hay comentarios:

Publicar un comentario