El cantautor asturiano Nacho Vegas encandiló a los casi 400 espectadores que se dieron cita el sábado en el cierre de la 19 edición del festival tendencias de Salobreña. Con un directo pulcro y bien medido, el ex componente de Manta Ray conectó con su público desde el primer momento con su mejor arma, sus letras sinceras y amargas.
Acompañado de su inseparable guitarra, que no abandonó en todo el concierto, Vegas actuó en el escenario del coqueto auditorio Villa de Salobreña, junto a su amigo y compositor Abraham Boba, a los mandos del acordeón y el piano eléctrico. Un ambiente íntimo y agradable, propicio para el intercambio de emociones con el público.
Después de la ola fresca de 'Género bobo', el eterno músico maldito adelantó un repertorio de temas melódicos, con mayor personalidad, más introspectivos y personales como 'Perplejidad' o 'Cosas que no hay que contar', que conformarán el esqueleto de su nuevo disco, cuyo lanzamiento está previsto para el próximo otoño.
De su último LP, 'El Manifiesto desastre', Vegas seleccionó para la ocasión 'Dry Martini', 'Detener el tiempo' y 'Crujidos' ante un público muy atento, casi hipnotizado por la dulzura y suavidad de los acordes.
Tampoco faltaron los clásicos del asturiano, como 'Miss Carrusel', 'Maldición' o 'El hombre que casi conoció a Michi Panero', una lírica composición que el público agradeció con entusiasmo llevando el compás hasta el final.
El Cohen español
La nota de color la pusieron los espectadores que al final del concierto pidieron insistentemente un segundo bis. Cuando el público comenzaba a darse por vencido y a abandonar la sala, Nacho Vegas apareció nuevamente para interpretar, de manera improvisada uno de sus temas más conocidos, 'El Ángel Simón'. El Cohen español se despidió de la sala visiblemente emocionado y el auditorio agradeció el esfuerzo con una sonora ovación.
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